Los nutrientes son sustancias que se encuentran en los alimentos y que el organismo aprovecha para vivir. Se clasifican en: carbohidratos, grasas, proteínas, vitaminas y minerales.
Los carbohidratos o hidratos de carbono: Los consumimos en los granos y sus productos (harinas, pastas y panes), legumbres, fruta y verdura. De acuerdo a la velocidad en la que son digeridos y absorbidos por el organismo se clasifican en alimentos de digestión rápida, que aumentan el nivel de glucosa en la sangre después de ingerirlos. Entre estos alimentos están los elaborados con azúcar y los productos elaborados con harinas refinadas. Los alimentos de digestión lenta (legumbres, verduras, productos elaborados con harinas integrales, avena), estos alimentos son los más recomendados porque ayudan a tener mayor saciedad y mantener las concentraciones de la glucosa en sangre.
Las grasas: Existen tres tipos de grasas: Las saturadas (las de origen animal, aceite de coco o palma o grasas vegetales hidrogenadas, que aumentan el colesterol sanguíneo) o insaturadas (de origen vegetal, que reducen el colesterol). Entre estas están las grasas poliinsaturadas (nueces, aceites de soya y pescado y semillas), las monoinsaturadas (aceite de oliva y canola, aguacate y ajonjolí).
Proteínas: Están constituidas por compuestos pequeños llamados aminoácidos. Existen más de 20 diferentes aminoácidos que, combinados, forman las proteínas, de estos 20, ocho no se fabrican en el organismo y deben obtenerse de los alimentos, por lo que se les ha clasificados como esenciales y los otros 12 como no esenciales. Las proteínas de origen animal (carnes, aves, pescados, mariscos y productos lácteos) contienen todos los aminoácidos, por esta razón se llaman proteínas completas. Las proteínas de origen animal contienen menos cantidades de proteínas y son deficientes en uno o más de los aminoácidos esenciales. El exceso en el consumo de proteína no significa beneficio alguno y por el contrario puede condicionar una aceleración del proceso de pérdida de la función renal con la edad.
Vitaminas y minerales: Ayudan al buen funcionamiento del cuerpo, son cofactores enzimáticos, antioxidantes y son parte de la estructura del cuerpo. Deben provenir de una dieta balanceada y los complementos de vitaminas y minerales sólo deben tomarse cuando se tenga alguna deficiencia y después de consultar un médico. Se clasifican en vitaminas hidrosolubles (C y complejo B) y liposolubles (A,D,E, y K). En macrominerales (sodio, potasio, calcio, fósforo, magnesio y cloro) y oligoelementos (hierro,zinc, cobre, selenio y yodo). Si no se tiene una adecuada alimentación de nada servirá que tome vitaminas, ya que su efecto depende de la interacción que ocurre con otros nutrimentos que están contenidos en los alimentos como la fibra y los fitoquímicos.
Fibra: Es la parte de las plantas que no se digiere y se encuentra en la cáscara, piel y semillas. La fibra dietética se clasifica como soluble (se encuentra en legumbres, avena, frutas y verduras), la cual disminuye los niveles de glucosa y colesterol en sangre, y la insoluble (se encuentra en granos enteros, verduras y nueces), que previene el estreñimiento porque estimula la movilidad intestinal, aumenta el tamaño de la heces y hace que su expulsión sea más fácil.
Las necesidades de nutrientes deben provenir principalmente de los alimentos que consumimos todos los días.