A nivel mundial cada 20 segundos un pie o pierna se amputa a causa de la diabetes. El pie diabético es una de las complicaciones más frecuentes en la diabetes, sin embargo, se puede prevenir al igual que la ceguera (retinopatía diabética) o el daño en los riñones (nefropatía diabética), siempre y cuando se adopten buenos hábitos en la vida diaria como revisar los pies, lavarlos, secarlos, usar el calzado adecuado y visitar a un profesional en caso de presentar algún signo de alarma o para una valoración general. El profesional especializado en afecciones que tienen que ver con los pies es el podólogo, quien forma parte de un equipo interdisciplinario para tratar a personas que viven con diabetes.
La principal afección del pie es causada por problemas en la circulación o en el sistema nervioso. La circulación de la sangre ayuda a la piel a ser resistente y a cicatrizar las lesiones. El daño en los vasos sanguíneos de los pies dificulta que las heridas sanen.
El sistema nervioso es el encargado de mantener la piel humectada, además se encarga de la sensibilidad del pie. El daño en los nervios reduce la habilidad de reconocer dolor u otras sensaciones. Sin dolor no nos percatamos si nos golpeamos, cortamos o enterramos algo en el pie.
Revisar los pies es el paso inicial y fundamental para prevenir una amputación. Vigilar cambios en la apariencia, textura, color y temperatura de ambos pies.
La atención pronta y oportuna puede prevenir las complicaciones en las extremidades inferiores.