En los pies, la causa que genera la aparición de callos y callosidades es el calzado; un calzado estrecho, de material rígido, con costuras en su interior o muy desgastado puede poner en riesgo la salud de los pies.

Para distinguir entre un callo y una callosidad en el pie es suficiente con poner atención a la ubicación y al aspecto que tiene. Un callo se localiza, principalmente, en zonas de prominencia como en el dorso de las articulaciones de los dedos, en el pulpejo de los dedos, en la articulación del dedo gordo o grueso e incluso en los espacios entre los dedos. Su aspecto llega a ser de coloración pálida o amarillenta y su extensión no suele sobrepasar de 2cm. La o las callosidades son el engrosamiento de la piel localizada en la extensión del antepié o el talón, puede tener la misma coloración de los callos pero su tamaño es más extenso.

Ambas alteraciones deben ser tratadas con cuidados específicos y especiales dependiendo su ubicación, tamaño, característica y motivo que la origina. NUNCA DEBEN APLICARSE SUSTANCIAS PARA REBLANDECER O ELIMINAR EL CALLO, en su mayoría son sustancias ácidas que generan una quemadura en la piel para facilitar el desprendimiento del callo, esta quemadura puede originar una herida que, sin cuidados adecuados, puede infectarse y evolucionar a un problema serio que pone en riesgo el pie e incluso la vida en algunas personas.

Al ser la causa de origen la presión y la fricción, no se deben limar o lijar pues con ello provocaremos un engrosamiento más rápido y extenso de la piel. Por seguridad, no se deben cortar ni arrancar los callos y callosidades durante y después de ducharse pues la humedad que genera el agua en la piel la vuelve más frágil y fácil de rasgar, romper y perforar.

La intervención más adecuada para la reducción de los callos y callosidades es la enucleación y la delaminación respectivamente, ambas técnicas son propias de la podología, por tanto un podólogo con respaldo académico universitario (en México, licenciado en podología) debe ser el profesional que lo realice. Los procedimientos son indoloros y no involucran un riesgo al paciente.

El tratamiento a mediano y largo plazo es la protección de la zona. Para los callos de los dedos es ideal el diseño de un protector a la medida a base de silicón muy blando el cual funcionará como una barrera entre la piel y el calzado o agente causante, para las callosidades de la planta del pie sea talón o antepié es la confección de un soporte plantar o plantilla con forros de absorción de impacto.

En ambos casos el podólogo es el profesional que debe brindar la atención cuando se trata de los pies. En la clínica Diabemédica Integral contamos con el servicio profesional de un licenciado en podología.